sábado, 16 de octubre de 2010

La recompensa. Parte 1

Te tengo que contar algo, Ana – le dije a mi compañera de oficina- Vení… recién Riganti me tocó una teta…

-Naaaa

-Si, boluda, estábamos en la oficina, me acerqué por la derecha para ver el proyecto en el que estaba laburando y me tocó una teta.

- Pero ¿te rozó sin querer?

- No boluda, me tocó una teta.

Ese día había empezado de lo más mediocre, salgo del baño y cuando me voy a cambiar me doy cuenta que se me había caído al piso la camisa blanca que me pensaba poner y estaba toda mojada con agua de la ducha. Ya empecé un día de mierda… el tema es que me levanto justo sobre la hora y ya iba a llegar tarde. Empecé a buscar que ponerme, decidí la camisita verde manzana, que obviamente estaba arrugada y la tuve que planchar.

Para no irme con el estomago vacío puse la cafetera al fuego, por lo menos me tomaba un café. Mientras tanto me maquillaba… pero viste como somos las personas, en un minuto me olvidé de la cafetera y cuando llegué a la cocina no solo se había quemado sino que la casa ya se estaba llenando de humo. No me daba tiempo para prepararme una taza más así que salí corriendo sin mi camisa ni mi café.

Apurada subí al 78, llenó como siempre a esa hora. Que te empujan de un lado, que te chocan del otro y como suele suceder un tipo con un portafolio me corrió la media de nylon. Hoy, justamente hoy que era la reunión con la gente de operaciones de la empresa. Así que cuando bajé tuve que pasar por una lencería y comprarme un par de medias nuevo, llegué justo sobre la hora, a las corridas, con ganas de mi café, de mi camisa y de mis medias. Estaba segura que ese día caminaba para atrás hasta que viene Riganti y me toca una teta. Y lo mejor del caso, es que no me molestó.

No me miren con esa cara, ya se que podrían argumentar que es acose sexual en el trabajo, pero no lo veo así, hace tanto que un tipo no me toca de impulso. Y no es que Riganti no me guste, lo que pasa que es un hombre casado y no me va, meterme en quilombos. El tema es que me levantó el ego.

Cuando me tocó, me miró con cara de asustado, y balbuceó solo un … disculpá, estas tan linda hoy que no pude evitarlo.

Al ver mi cara de asombro comenzó con sus verdaderas disculpas, se puso rojo, me pedía perdón de veinte mil maneras… y yo en lugar de enojarme, me fui…

Que grande, como un hecho que en otro momento me hubiera puesto de la cabeza, hoy y con una día de mierda, bah algunas semanas de mierda, me cambió tanto el ánimo y el humor.

Me parece que hoy Riganti va a tener su recompensa.

Una vez soñé que teniamos sexo en tu oficina

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